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El error como proceso creativo: cómo equivocarse impulsa la creatividad

  • Writer: Claudia Cruz
    Claudia Cruz
  • Jul 22
  • 7 min read

Cometer errores puede llevarte a crear cosas incluso más creativas de lo que pensabas y confiar en el proceso es clave para lograrlo.

Portada del artículo con  el título "el error como proceso creativo", en donde aparece un borrador "corrigiendo" la palabra error, y una bola de papel enseguida.

Cometer errores, sin duda, es uno de los miedos más constantes que enfrentamos todas las personas al momento de crear algo, ya sea un proyecto creativo, una marca personal, una nueva idea de negocio, etc. Como diseñadora de medios digitales, este es un concepto que he escuchado constantemente, desde mis inicios en la facultad hasta mi vida profesional.

Pero estoy convencida de que el enfoque que le damos a cometer errores es lo que realmente marca la diferencia en nuestros proyectos, ya que podemos transformar el error como parte del mismo proceso creativo. Y debo confesar que, escribir este artículo para Werko está siendo un ejemplo vivo de ese miedo ya que redactar puede que no sea mi fuerte, pero sé que aprenderemos mucho, tú y yo, de este proceso.


¿Por qué el error nos da tanto miedo?


El error tiene una amplia variedad de definiciones: puede ser desde una idea o juicio que no se apega a la realidad o a la verdad, hasta una acción, cálculo o proceso mal realizado. Pero esto no necesariamente representa una catástrofe ni arruina todo el trabajo que ya se ha construido. Claro, una acumulación constante de errores en un proceso puede poner en riesgo lo que estés desarrollando, pero no te asustes todavía: En la gran mayoría de los casos, cometer un error no significa que estás llevando a la quiebra tu negocio o tu marca.


Unos ojos mira muy preocupados a una mano que dibuja una línea sobre una hoja, representando el miedo a cometer errores.
Crédito de acuarela: Carlos Diez

A lo largo de nuestro crecimiento, el “equivocarse” o cometer errores ha estado fuertemente marcado por un sistema que dicta cómo deberían ser las cosas. No me quiero ventilar, pero crecimos con muchas manos señalando en qué nos equivocábamos. El mejor ejemplo es cuando ibas al kínder y te encantaba dibujar (¡todos nacemos con cierto grado de creatividad innata!), pero cuando te salías de la línea, te señalaban el error como si dañara tu dibujo en su totalidad. Tal vez no a todos nos pasó de la misma forma, pero estoy segura de que todos tenemos alguna anécdota parecida. Y pienso fielmente que eso de alguna manera arruinó nuestra percepción del error.


Los errores nos asustan, nos ponen trabas. Algunos adultos crecen y piensan “simplemente no soy una persona creativa” porque no querían cometer errores y dejaron de intentarlo; y quienes sí nos identificamos como creativos, lo llamamos “bloqueo creativo”. Por eso, es tan importante repensar y darle un espacio al error dentro de nuestro proceso creativo.


Reflexionar sobre esto nos permite poder redirigir de una manera distinta la manera en la que abordamos nuestras ideas, poder ver nuestro error no como un enemigo que nos va a dañar, si no como lo que es: Una parte natural y muy necesaria en el desarrollo de nuestro proyecto.


La trampa de la perfección creativa: El mito del genio creativo


Primero que nada, desmitifiquemos el proceso creativo. Se tiene una idea romantizada que vemos en películas, creemos que las ideas vienen a la mente como un rayo de luz que nos ilumina y nos va a decir cómo vamos a crear nuestra marca/negocio/pieza artística, pero déjame desmentir eso y darte una verdadera imagen de cómo se vive un proceso creativo real (o al menos así lo viven todas las personas creativas que conozco, incluida yo):

Imagen tomada de la película de Coraline, donde aparece el papá de la protagonista, y se le ve frente a una computadora trabajando, cansado y derrotado.
Así me siento durante un proceso creativo en el que no se me ocurre qué hacer. Crédito: Universal Pictures.

Ver el proceso de forma idealizada o romantizada puede llenarnos de frustración y hacernos sentir que estamos en una vereda sin salida. Pero comenzar a verlo como una disciplina o un camino con distintas etapas, sin duda, puede ayudarnos a lograr avances mucho más significativos que simplemente sentarnos a esperar ese rayo de luz que nos dará todas las respuestas.


Modelo de Proceso Creativo de Graham Wallace

Modelo de proceso creativo de Graham Wallace, en la imagen aparece una fotografía de Wallace, y enseguida su modelo lineal que incluye preparación, incubación, iluminación y verificación.

Existe un modelo de Proceso Creativo, creado por Graham Wallace, un sociólogo, psicólogo y fundador de la Escuela de Economía de Londres. En su modelo, él explica que el proceso creativo tiene 4 etapas: 


  1. Preparación: Es cuando estás recolectando información y te empapas de todo lo que debes saber para tu creación.

  2. Incubación: Debes dejar que tu subconsciente tome las riendas y comenzar a explorar el tema, no de una forma consciente, sino un trabajo mental que en parte es inspiración, juego, etc.

  3. Iluminación: Es la fase en la que comienzan a surgir las ideas, es cuando dices “¡eureka! ya sé qué hacer”.

  4. Verificación: Una vez que ya tuviste ideas, las trabajas, perfeccionas y creas la solución.


Está muy bonito y ordenado el modelo de Graham Wallace y todo… pero si me lo preguntas a mi, un proceso creativo en realidad se ve así:

En la imagen se muestra un signo de inicio, y una línea que da muchas vueltas, se curva sobre sí misma, se regresa y al final logra avanzar y llegar a otro signo de Meta, representando el verdadero proceso creativo con altas y bajas.
El camino al proceso creativo no es lineal, está lleno de subidas, bajadas, frustraciones y victorias.

Sí, el señor Wallace tiene razón, cada una de las etapas que describe son importantes, pero no considera el caos que hay en medio ni al error como parte del proceso creativo.

Nadie puede ser mejor si no se equivoca. 


El error es un maestro que te indica por dónde deberías ir.


Cometer errores significa que estás HACIENDO algo y que estás dentro del proceso de creación. Confía en él.


El error no es el final del proceso creativo, es su combustible.


Cómo transformar tus fallas: El error como proceso creativo


Cuando estés siguiendo el modelo de Wallace sobre creatividad, te darás cuenta que las etapas de incubación, iluminación y verificación en realidad están plagadas de “errores”. Se te va a ocurrir una idea que luego vas a descartar, vas a probar algo que pensabas que era la solución perfecta, pero una vez implementada no funcionó, etc. 


Es normal.

Muchas personas antes que tú, han llegado a su creación final a través de errores, fallas o accidentes.

  • El pintor Jackson Pollock comenzó su estilo de pintura salpicada como un accidente experimental que luego convirtió en técnica.

  • No tendríamos penicilina si no se hubiera descuidado el laboratorio en donde se descubrió el hongo Penicillium.

  • Los Post-its fueron inventados por Spencer Silver por accidente, cuando intentaba crear un pegamento super fuerte, y terminó creando uno que era débil y reutilizable

  • Antes de crear la bombilla eléctrica, Thomas Edison falló más de 1000 veces antes de encontrar el filamento correcto


Y claro, a mi también me ha pasado. Así que te comparto un ejemplo desde mi experiencia profesional:


El cliente que me dio demasiada libertad y me mató la creatividad: Los errores que salvaron el proyecto


En una ocasión, tuvimos un cliente que buscaba darle vida visual a su marca. Estos son el tipo de proyectos que me encantan, PERO el mayor reto era que el cliente no tenía ninguna línea clara sobre la estética que quería para su proyecto y necesitaba mucha guía por nuestra parte. No sabía si quería comunicar frescura o seriedad, no tenía ninguna opinión sobre los colores, y cuando pedimos referencias de marcas que le gustaran, dijo que realmente no les ponía atención.


Al enfrentarme a esa situación por primera vez, te seré honesta, me invadieron muchos miedos: Temía no poder ofrecer lo que necesitaba, temía crear algo que no comunicara lo que se necesitaba, temía hacer algo que no fuera atractivo. Me paralicé.


A veces, tener límites para la creatividad es lo que realmente la incentiva. Pero en este caso, no había guía clara y no había limitantes.

Un mapache está confundido, sentado en la esquina de un cuarto, dentro de unas líneas que simulan una caja que no lo contiene. Representa la falta de claridad.

Aquí fue cuando recordé confiar en mis errores del pasado, en mis aprendizajes y en mi trabajo. Decidí no dejar de lado el miedo, sino (aunque suene cursi) escucharlo y usarlo para estructurar mejor el proceso, de forma que no desestabilizara ni el proyecto ni mi papel dentro de él. 


Parte de mi responsabilidad es proponer distintos caminos, y que todos esos caminos tengan en común una cosa: La conexión con lo que representa la marca y con lo que el cliente desea.


Comenzamos a trabajar en la construcción de la identidad visual de la marca, le señalé que sería un proceso donde veríamos distintos caminos por donde podríamos reforzar todo lo que el mensaje que su marca estaba ofreciendo, y que esto podría darnos una claridad al menos de qué cosas no o qué sí queríamos utilizar. 


Tuvimos varias rondas de propuestas, y en cada una de ellas fuimos acotando más la estética, los trazos, tipografías, composiciones, hasta que finalmente llegamos a una propuesta final, con la cual el cliente se quedó super contento.


No hubiera podido llegar a la solución final, sin antes proponerle “intentos erróneos” que nos ayudaron a descartar lo que no quería para su marca y aprender lo que sí era deseado.


Inspírate (roba como un artista)


Otro mito común sobre las ideas creativas es que son completamente originales. No lo son. Austin Kleon, autor del libro “Roba como un artista”, explica que absolutamente nada de lo que vemos ahí afuera como creativo, es original.


A lo que se refiere con esto es que la creatividad en gran parte es inspirarte. Aprender a ver el mundo como un campo del cual puedes sacar ideas a través de la observación, puedes absorber conceptos, y remezclarlos poniendo tu toque personal para crear algo nuevo.


Inspirarse es muy diferente a plagiar, porque inspirarse es casi como tener una conversación con algo que ya existe. Kleon lo describe de la siguiente manera:

Tabla en donde se compara el Robo Digno (honrar, estudiar, robar de muchas fuentes, acreditar, transformar, remezclar) de Robo Indigno (degradar, mirar por encima, robar de una sola persona, plagiar, imitar, birlar)
Crédito: Austin Kleon

Mi mayor tip para poder ser creativo es:

Inspírate, ten curiosidad y ten la disposición de hacer el ridículo y fallar.

Crear es arriesgarse a fallar… y seguir creando


Los “errores” que percibes son solo intentos que te muestran qué es lo que más le conviene a tu proyecto. Ese es el momento perfecto para decir: 'quiero llevarlo por otro camino' y darte la oportunidad de intentarlo.


Conócete y descubre tu propio proceso creativo. Intenta darle un enfoque distinto a tus errores, analízalos y míralos de frente, haciendo eso podrás conocer más de ellos y construir un mejor proyecto.


Al final del día, un creativo es quien a pesar de los errores, sigue adelante para crear algo nuevo.

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